Dale Mate al Rey
miércoles, 31 de diciembre de 2008
Karpov en La Hora Chanante
Le tocó a Karpov...
sábado, 22 de marzo de 2008
Caballerosidad en el nuevo siglo...

Tomado del blog de Zsuza (Susan) Polgar: http://susanpolgar.blogspot.com/
Vladimir Krámnik (apodo: Volodia), nació el 25 de junio de 1975 en Tuapse, Rusia; y es un Gran Maestro Internacional ruso.
Con un elo de 2799 , Kramnik es en enero de 2008 el número 1 del mundo. Anand es 2º con el mismo elo. En 2000, derrotó a Garry Kasparov en un encuentro a 16 partidas disputado en Londres. Para muchos, este fue un encuentro por el Campeonato del Mundo y convirtió a Kramnik en campeón, aunque la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) no lo reconoció como tal. Igualmente se consagró Campeón del Mundo en el 2006 al vencer a Vladimir Topalov.
Boris Abramovitch Gélfand (Minsk, 24 de junio de 1968) es un ajedrecista israelí nacido en Bielorrusia, emigrado (aliah) a Israel en 1988.
Actualmente reside en la localidad de Rishon le Tzion. En enero de 2008, en la lista de la FIDE, tiene un ELO de 2737, el número 11 en el mundo y el número 1 del ajedrez Israelí.
jueves, 6 de marzo de 2008
¿Por qué el ajedrez?

“El Ajedrez es un expediente tonto que hace creer a la gente inactiva que hacen una cosa muy astuta cuando solamente están perdiendo su tiempo”
- Me produce un enorme placer jugarlo.
- Encuentro una belleza indescriptible en algunas creaciones ajedrecísticas. Una combinación de armonía, arte, asombro...
- Me permite asombrarme de mí mismo. Descubrir -y a veces tratar de batallar con- algunos instintos (¿o sensaciones?) relacionados con la muerte, el poder, la dominación, etc.
- Me emociona.
- Es excitante el delgado equilibrio entre lo exacto -la precisión que hay que tener para ciertos momentos de la partida o ciertas posiciones- y lo inesperado -la jugada o el plan que surge donde no lo había o no se vislumbraba-.
- La necesidad de estudiar para tener la posibilidad de vencer a rivales superiores.
- Ya sé, todo esto se puede aplicar a otros juegos, pero a mí me gusta este.
martes, 4 de marzo de 2008
Ajedrez
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?